Hotel Vell Mari
Can Picafort
17/04/2017
"Decepcionante."
Se notaba que acababan de abrir. Funcionaban con el personal mínimo, con algunas instalaciones cerradas y sin terminar de acondicionar. Uno de los dos puestos de comida rápida y snacks estaba cerrado, así como un pequeño supermercado interno. La habitación tenía unas bonitas vistas a un jardín trasero, a través de dos ventanales, y las camas no eran del todo incómodas. El aire acondicionado no funcionaba del todo, pero tuvimos buen tiempo y pudimos prescindir de él. La calefacción del baño consistía en la típica bombilla de color rojo del techo. El pulsador no la ponía en marcha, y descubrimos que era debido a que estaba desenroscada. Apenas la enroscamos media vuelta, poniéndonos de puntillas, se iluminó y comenzó a caldear (mínimamente) la estancia. Eso sí, luego resultó que la bombilla no se apagaba nunca (motivo por el que imagino que estaba desenroscada). La luz roja que salía del baño era bastante molesta, y tampoco nos pareció bien dejarla encendida durante nuestra estancia en la habitación, de modo que la enroscábamos y desenroscábamos a la hora de usar el baño. El grifo de la bañera fue otro gran descubrimiento. Apenas se podía girar de lado a lado para regular la temperatura, debido a la cantidad de cal a la que se había sometido. Debió ser por ese mismo motivo que apenas hubiera presión en la ducha y que por el grifo salieran pequeños restos calcificados de color marrón. Las toallas también habían conocido tiempos mejores. Una de ellas incluso se rajó por dos sitios al intentar secarme con ella. Por otra parte, a las cinco de la tarde todavía no había pasado nadie a arreglar la habitación, así que contábamos con las toallas usadas de la mañana para el resto del día. Aún así, imagino que todo eso tendrá solución a lo largo de la temporada: en mantenimiento podrán acondicionar la habitación, las toallas pueden reemplazarse y en algún momento dejarán de funcionar con el personal mínimo. Pero lo del restaurante no tiene perdón. Ya nos indicaron al llegar que había dos turnos para cenar, cosa que nos extrañó, pero no le dimos mayor importancia. Si a la hora de comer se va temprano, no hay problema, pero al cenar, si llegas tarde o tienes el segundo turno, toca hacer cola. Resulta que el restaurante tiene capacidad para alrededor de la mitad de los huéspedes, de modo que cuando está lleno, tienes que hacer cola delante de la puerta hasta que quede libre una mesa. En nuestro caso, a mediodía íbamos temprano y sólo hacíamos cola un rato, hasta que abrían. Pero por las noches, con el turno que nos asignaron, teníamos que hacer cola más de media hora al aire libre, y no hacía calor. No sólo las mesas tardaban en vaciarse (uno va al hotel para estar relajado, no para que te metan prisas a la hora de comer), sino que, debido a la falta de personal, no daban a basto y tardaban demasiado en prepararlas. Y qué decir de la comida. Pésima, de baja calidad y mal preparada. Simplemente imaginaos haciendo cola detrás de dos docenas de personas para que os sirvan una triste hamburguesa, preparada por un pobre señor en una plancha, al que le iban trayendo cajas de plástico repletas de hamburguesas congeladas de sospechoso color. Y digo pobre porque es el que tenía que apaciguar a la gente, porque las hamburguesas congeladas tardan algo más en prepararse que las previamente descongeladas (aparte de que quedan medio cocidas). Uno de los días también había unas hamburguesas diminutas, para niños. Parecían carne picada, pero costaba horrores cortarlas, y además tenían sorpresa, en la forma de trocitos de hueso. El pescado, en cambio, no estaba malo, pero vista la calidad del resto de alimentos, prefiero no pensar en su procedencia. El último día, ya con ganas de irnos, tras volver a hacer cola en la puerta del restaurante para desayunar e ingerir un par de magdalenas, nos disponíamos a recoger nuestras cosas y marcharnos, pero ni eso pudimos hacer en paz. Ninguna de las dos tarjetas abría la habitación. Lo habríamos achacado a un fallo puntual, pero ya habíamos escuchado varios casos de huéspedes con el mismo problema. Nos hicieron unas tarjetas nuevas y nos informaron de que las anteriores no abrían porque nos marchábamos ese día. Lógico. Espero que tuvieran pocas salidas el domingo. Y poco más. Espero que solucionen lo que tenga arreglo y que sean creativos con lo demás. En cualquier caso, no creo que volvamos a asomar por allí.
Positivo: El agua de la piscina climatizada estaba muy calentita.
Negativo: La piscina climatizada era demasiado pequeña y siempre estaba al doble de su capacidad.